domingo, 24 de febrero de 2008

El Unicornio

Personas suspicaces, desconfiadas y, tal vez, mal intencionadas, que ponen en duda hasta la veracidad de la palabra escrita, han afirmado –y afirman– que los unicornios son animales sobrenaturales, lo que vale tanto como decir que no existen.

Borges dice que: "En la enciclopedia de Isidoro de Sevilla, redactada a principios del siglo VII, se lee que una cornada del unicornio suele matar al elefante".


Lejos del ánimo de esta editora el pretender enmendarle la plana al Maestro, pero desea transcribir a San Isidoro, que estrictamente dice:

"Griego es el nombre del rinoceronte, que en latín viene a significar ‘un solo cuerno en la nariz’. Se le conoce también como ‘monóceros’, es decir, ‘unicornio’, precisamente porque está dotado en medio de la frente de un solo cuerno de unos cuatro pies de longitud, y tan afilado y fuerte que lanza por alto o perfora cualquier cosa que acometa. Es frecuente que trabe combate con elefantes, a quienes derriba infiriéndoles una herida en el vientre. Es tan enorme la fuerza que tiene, que no se deja capturar por la valentía de cazador alguno; en cambio, según aseguran quienes han descrito la naturaleza de los animales, se le coloca delante una joven doncella que le descubra su seno cuando lo ve aproximarse, y el rinoceronte, perdiendo toda su ferocidad, reposa en él su cabeza, y de esta forma adormecido, como un animal indefenso, es apresado por los cazadores."


"El Rinoceronte", de Durero (grabado en madera, 1515).


Borges cita, además, este párrafo, referido al unicornio chino:
"En la Anthologie raisonnée de la littérature chinoise (1948), de Margouliès, figura este misterioso y tranquilo apólogo, obra de un prosista del siglo IX: Universalmente se admite que el unicornio es un ser sobrenatural y de buen agüero; así lo declaran las odas, los anales, las biografías de varones ilustres y otros textos cuya autoridad es indiscutible. Hasta los párvulos y las mujeres del pueblo saben que el unicornio constituye un presagio favorable. Pero este animal no figura entre los animales domésticos, no siempre es fácil encontrarlo, no se presta a una clasificación. No es como el caballo o el toro, el lobo o el ciervo. En tales condiciones, podríamos estar frente al unicornio y no sabríamos con seguridad que lo es. Sabemos que tal animal con crin es caballo y que tal animal con cuernos es toro. No sabemos cómo es el unicornio."


Por su parte, Dn. Sebastián de Cobarruvias lo describió en su Tesoro de la Lengua Castellana o Española –el primer diccionario del idioma–, en 1610, y dice textualmente:

"UNICORNIO. Es un animal feroz, de la forma y grandor de un cavallo, el qual tiene en medio de la frente un gran cuerno, de longitud de dos codos. Está recebido en el vulgo que los demás animales, en las partes desiertas de África, no osan bever en las fuentes, por temor de la ponzoña que causan las serpientes y animales ponzoñosos, esperando que venga el Unicornio y meta dentro dellas el cuerno, con que las purifica. (...) El vulgo tiene también recebido dél, que si vee una donzella, se le domestica y se recuesta sobre sus faldas y, adormeciéndose en ellas, los cazadores llegan y le prenden, y por esto es symbolo de la castidad. Muchos otros animales ay que, por tener un solo cuerno, se podían llamar unicornios; pero éste para con nosotros se alzó con el nombre. Ay dél muchos hierolíficos, que por no ser molesto no los refiero aquí."
(A éste le pasaba como a la editora: tenía miedo de resultar plomizo).

Las definiciones son claras. Tanto San Isidoro como Cobarruvias describieron al unicornio con precisión. De Isidoro rescatamos que el unicornio es un rinoceronte, y tanto él como Cobarruvias nos cuentan qué ardid debe utilizarse para cazarlo.
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"La dama y el unicornio", c. 1602, fresco, Palacio Farnese (Roma),
atribuido a Domenichino (1581-1641), prominente pintor del Barroco italiano.
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Pero un siglo antes de que Cobarruvias lo describiera, Rafael retrató a un unicornio en el regazo de una dama.
Por el tamaño, el animal es más bien parecido parecido a un potrillito (¡de pony!) que a un rinoceronte, por suerte para la bella que lo tiene en brazos.
Y esta editora i responsable sostiene que si Rafael tuvo a un unicornio posando para él, entonces quiere decir que estos animales existían (concedamos que ahora no se los ve, pero pueden haberse extinguido).
De no ser así, estos tipos tienen que haber sido muy fantasiosos o haber estado macaneando.
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"La dama y el unicornio" (1505-1506) es una obra típica del Renacimiento italiano, pintada por Rafael Sanzio o Rafael de Urbino, quien vivió entre 1483 y 1520. Es un óleo sobre lienzo, de 67 x 51 cm, y está en la Galería Borghese (Roma).
En ella, la joven está situada ante una logia con columnas, que permite ver detrás el paisaje.
La composición tiene cierta semejanza con "La Gioconda" (1503-1506), pintada por Leonardo da Vinci (1452-1519), un óleo sobre tabla, de 77 x 53 cm, que está en el Museo del Louvre (París).
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Y ahora la i responsable -que espera hayan disfrutado de las imágenes y del texto-, tomando ejemplo de don Cobarruvias, por no ser molesta, hace mutis.


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