sábado, 16 de febrero de 2008

Virreyes del Río de la Plata


LOS VIRREYES
unos hombres que se convirtieron en calles
–responsable ideológico: el Alacrán
(Le di esta changa para que morigere sus invectivas).


Vaya uno a saber por qué extraña metamorfosis esos señores de carne y hueso que vinieron al Virreynato del Río de la Plata representando al rey de España, los virreyes, se convirtieron en calles.

Pero lo cierto es que por ahí andan, desparramados por toda la ciudad de Buenos Aires, haciendo gala, todavía, de sus títulos de virreyes.

Esperemos que no estén tramando ninguna vuelta de la monarquía –aunque tal vez no sería del todo malo (?)–, porque quienquiera que recorra el elegante barrio porteño de Belgrano podrá descubrirlos allí reunidos. Sin mucho esfuerzo encontrará a Avilés, Olaguer y Feliú, Arredondo, Loreto, del Pino, y a uno agrandado, que no se conformó con simular ser una calle y aparece como avenida: Vértiz.

Otros andan entreverados –seguramente para despistar y que no puedan acusarlos de asociación ilícita–, como Melo (una cortada a la altura de J.B.Justo al 7300); Liniers (que como no fue muy querido por los realistas españoles, en plan tal vez de volver y por si quisieran fusilarlo de nuevo, se esconde, y hay que buscarlo cerca del aristocrático barrio donde vive esta editora i responsable –es decir, por San Cristóbal–); Cisneros (calle de una cuadra que aparece a la altura de J.B.Justo al 5000); y Cevallos (calle muy importante, la segunda paralela a la Av. Entre Ríos hacia el lado del bajo, en el barrio de Montserrat).

Menos suerte han tenido unos personajes a quienes no les funcionó bien el disfraz, a saber: el virrey Sobremonte, que durante las invasiones inglesas puso pies en polvorosa rumbo a Córdoba, llevándose los tesoros del rey, y fue tildado de cobarde; y el virrey de Elío (último designado para el Río de la Plata), que desde Montevideo declaró rebelde a Buenos Aires...
Así que a estos dos no los busque en la ciudad: son algo así como proscriptos.

No obstante, por si algún nostálgico quiere redimirlos, un pasaje de apenas media cuadra, en las inmediaciones de Av. de los Constituyentes y Chorroarín, recuerda a todos estos reyes de pacotilla: Virreyes.


NOMBRE DE LAS CALLES Y DE LOS QUÍAS -EN SU ORDEN-
Virrey Cevallos / Pedro Antonio de Cevallos
Av. Virrey Vértiz / Juan José de Vértiz y Salcedo
Virrey Loreto / Cristóbal del Campo – Marqués de Loreto
Virrey Arredondo / Nicolás Antonio de Arredondo
Virrey Melo / Pedro Melo de Portugal y Villena
Virrey Olaguer y Feliú / Antonio Olaguer y Feliú
Virrey Avilés / Gabriel de Avilés y del Fierro – Marqués de Avilés
Virrey del Pino / Joaquín del Pino y Rozas
(no tiene chapa) / Rafael de Sobremonte – Marqués de Sobremonte
Virrey Liniers / Santiago de Liniers
Virrey Cisneros / Baltasar Hidalgo de Cisneros
(no tiene chapa) / Francisco Javier de Elío

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Comentarios de los lectores

(Éstos llegaron por e.mail privado, pero Ud. puede dejar el suyo en el blog).

Respecto a este minitexto, el responsable ideológico o la i responsable ha incluido un mapa falso de toda falsedad porque -a mi entender- los reyes nunca adjudicaron la Antártida (y, para colmo, el actual sector argentino) a la Intendencia de Buenos Aires.

Corresponsal: A.Gudo

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¡Ajá! Parece cierto. Muy agudo. Se le enviará al responsable ideológico, porque la i responsable nada sabe. (N. de la E. i R.)

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El agudo comentario merece dos observaciones:

PRIMERA. el mapa falso de toda falsedad no es, porque desde lo material y por más más tautológica que parezca la cosa, un mapa es un mapa.

SEGUNDA: No me parece mal que en un mapa de época se incluya (como por ensalmo) al sector antártico argentino, pues más allá del petróleo que pueda haber abajo, es evidente que hay hielo para unas cuantas bolsas de rolitos.

No obstante, dado el componente histórico jurídico del tema en trato, sugiero que pase el caso a conocimiento del Gran Maestre de Todas las Historias, para que fije la doctrina definitiva que causará estado en estas actuaciones.

El Alacrán

1 comentario:

Marcelo dijo...

Me pregunto quien les puso esos nombres. Ahora de hacerlo,lo hubiera hecho mejor y en vez de bautizarlas con nombres de meros subadministradores,les hubiera puesto Carlos IV, Fernando VII o incluso José Bonaparte, por no decir Pepe Botella. O más acorde a nuestros tiempos, por qué no un "Rey Juan Carlos" esquina av. de Mayo...y olé!