miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tinta roja, de Cátulo Castillo (con audio)

(Al final, el archivo de audio y la letra).

En la Argentina, es más fácil juntar agua con un coladero que encontrar fuentes fidedignas con letras de tangos.

Libros que reúnen letras hay, y muchos, pero pareciera que sus autores/recopiladores compiten para ver quién logra ser más descuidado.

Y no hablemos de los sitios de tango de la web, porque no he podido descubrir uno solo donde las transcripciones sean confiables (además de que copian unos de otros –entiéndase: copiar/pegar– y se desparraman las imprecisiones).

Libros y sitios de internet tienen muchas veces errores tan groseros que hacen que las letras pierdan su sentido. Quienes las transcriben de manera tan desprolija e irrespetuosa, me producen verdadero asco.

Acepto que un cantor cambie alguna palabra por otra, porque la “siente” más o mejor, o simplemente porque se olvidó la letra y se vio obligado a reemplazarla para poder seguir; pero me molesta –mucho– cuando cambian un término por otro cualquiera, que no tiene sentido allí.
Eso es una falta de respeto (con ellos mismos –que poco importa–, con el autor del tema y con el público); pero lo hacen.
Si el texto les resulta difícil, mejor sería que no trataran de cantarlo.

Sin embargo, lo que más me indigna y no estoy dispuesta a admitir, de ninguna manera, es que cuando se transcriben letras se lo haga “más o menos”.
Eso solo podría aceptárselo a “Minguito Tinguitella”, pero su autor, Carlos Altavista, murió hace tiempo.
(Para quienes no lo saben: Altavista era un actor “cómico” argentino que había creado un personaje, “Minguito”, arquetipo del argentino de clase media/baja, mediante el cual realizaba una mordaz parodia y que, cuando sus interlocutores le corregían sus equivocaciones, se defendía diciendo “sé igual” –es decir, “es igual”; el personaje imitaba las actitudes y la manera de hablar de sus parodiados–).

Volvamos a las transcripciones, que yo insisto en que es bueno y deseable que sean lo más exactas posible. Esto, no por capricho o intransigencia de mi parte, sino para que puedan conservarse con su calidad original y para que, aun con el correr del tiempo, los mensajes se entiendan.

Por eso me estoy dedicando a transcribir en este espacio-blog (en notas separadas) algunas letras de tangos y milongas (las que más que gustan a mí), asegurándome en cuanto es posible que estoy muy próxima a la versión del autor.

Sin embargo, muchas veces tengo problemas para encontrar esos textos ‘verdaderos’ (los que escribieron sus autores), pues, como digo al comienzo, en el país del tango no es fácil hallar una fuente confiable (y no voy a copiar lo que dice José Gobello, por favor, ¡ni la Virgen quiera!).

Y también es verdad que hay letras más ‘complicadas’ que otras. La de “Tinta roja” es una de ellas.

Por eso, en esta nota me ocupo de “Tinta Roja” –de Cátulo Castillo, con música de Sebastián Piana– cuya letra es bien difícil, en especial en la primera estrofa, y cada uno la copia y la canta diferente, de manera tal que ya no se sabe qué quiere decir exactamente.
Luego, si alguien llega a conocer el tango a través de esas versiones, pues está muerto, jamás lo va a entender.

En mi afán de subsanar ese problema, he consultado una treintena de libros con letras de tangos y he comprobado que todos difieren.
Luego he tratado de consultar los originales, pero todavía no pude acceder a ellos (ya llegará el día – y tal vez tendré que modificar esta nota).

Al fin, llegué a la conclusión de que la única forma de acercarse a la letra original es escuchando la versión del estreno, que a mi juicio es la única fidedigna, y tratando de entender el sentido.

“Tinta roja” fue estrenado por Francisco Fiorentino y Aníbal Troilo –“Pichuco”– y su orquesta, en 1941.
Fiorentino tiene una dicción casi perfecta, pero, por desgracia, no lo canta completo.
Transcribo esa versión, y le agrego los versos que Fiorentino no canta, tomados de la fuente que juzgué más atinada.
He escrito los versos de tal manera que permitan captar el sentido más fácilmente (en general se los transcribe con las pausas que hacen los cantores, que además remarcan con acentos algunas palabras -porque lo requiere la música-, y eso dificulta la comprensión).

Pero antes de copiar la letra le “pego” aquí el audio de Fiorentino/Pichuco.
Si usted desconoce la letra de “Tinta roja”, le sugiero que ponga el audio y vaya leyéndola a la par del cantor.

Espero, sinceramente, que lo disfrute.

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TINTA ROJA

Paredón,
tinta roja en el gris del ayer...
Tu emoción de ladrillo feliz
sobre mi callejón
con un borrón pintó la esquina...
…y al botón que en el ancho de la noche
puso al filo de la ronda como un broche...
…y aquel buzón carmín,
…y aquel fondín donde lloraba el tano
su rubio amor lejano que mojaba con bon vin.

¿Dónde estará mi arrabal?
¿Quién se robó mi niñez?
¿En qué rincón, luna mía,
volcás como entonces tu clara alegría?
Veredas que yo pisé,
malevos que ya no son,
bajo tu cielo de raso
trasnocha un pedazo de mi corazón.

Paredón,
tinta roja en el gris del ayer...
Borbotón de mi sangre infeliz
que vertí en el malvón
de aquel balcón que la escondía...
Yo no sé
si fue el negro de mis penas
o fue el rojo de tus venas mi sangría...
porque llegó y se fue tras del carmín
y el gris fondín lejano,
donde lloraba el tano sus nostalgias de bon vin.

(Destaqué en rojo tres palabras que casi invariablemente son mal cantadas y mal transcriptas, y así contribuyen a que no se entienda la letra).

5 comentarios:

Marcelo dijo...

Brillante! Ay, no quiero leer de nuevo "Ser Gardel"...Seguro que se le ven los hilos. Sos una genia!

Hernán dijo...

Hola, Viviana, gracias por publicar este interesante post. Aunque a mí no me parece que sea tan inexacto cómo se canta siempre este tango, yo de escucharlo ya conocía la letra tal como vos la transcribís acá. Cierto que esas palabras que resaltaste son un poco ambiguas y dan lugar a que quizá en algunas versiones se las reemplace por otras. Y bueno, así pasa muchas veces: peor pasa por ejemplo con el Himno a Sarmiento, que tiene tantos hipérbatos que casi nadie sabe bien qué dice y todos cantan algo que no tiene el más mínimo sentido.
Te escribo para hacerte una consulta. Aún conociendo la letra tal como es, yo no logro dilucidar el significado. Por ejemplo ¿qué quiere decir que la emoción del paredón "pintó la esquina y al botón QUE EN EL ANCHO DE LA NOCHE PUSO AL FILO DE LA RONDA COMO UN BROCHE"? No entiendo bien esa parte. La entendería más si dijera "y EL botón..." porque entendería que está enumerando cosas, pero no: dice "y AL botón", o sea que está conectándolo con lo que hizo el paredón, que es "pintar". Eso, sumado a que no sé qué quiere decir la expresión "poner al filo de la ronda", hace que en esa parte clave del texto se me genere una soberana confusión. Agradecería si me pudieras despejar estas dudas.
Un abrazo.
Hernán

Viviana F. dijo...

Hola, Hernán:
Te responderé por correo privado. Saludos cordiales,
Viviana

Viviana F. dijo...

Hola, de nuevo, Hernán:
Te respondo aquí, porque no me enviaste tu correo.

El paredón no hizo nada, sólo estaba allí, en un callejón del barrio. Alguien (imagino yo que un niño, o tal vez un muchachito) lo pintarrajeó con tinta roja; y de paso, tinta roja ‘en mano’, manchó al botón (el "botón" es el policía); el policía terminó la noche con el uniforme manchado –la mancha de tinta roja parecía un broche– ("el filo de la ronda" para mí es el borde –en sentido figurado– el momento final de la ronda nocturna); y el original “grafitero” siguió pintando: pintó el buzón, pintó el fondín… todo lo que encontró a su paso lo manchó con tinta roja.
Yo creo que se trata de la evocación de una travesura de niño (de niño de otra época, se entiende).
Desde luego, habrá otras interpretaciones posibles.
Es muy difícil, a veces, elucidar el lenguaje poético.

Hernán dijo...

Hola otra vez, amiga Viviana. Gracias por contestarme, y perdón que yo no te contesté antes, pero es que hacía mucho tiempo que no pasaba por acá. Es muy interesante tu explicación, me ayudó a entender esa frase que para mí estaba un poco nebulosa. Lo que sí, me parece que habría que tener en cuenta la otra parte del texto, en donde dice "borbotón de mi sangre infeliz". Para mí que evoca sus andanzas de muchacho malandrín, y habla de que alguna vez se comió una paliza del botón frente a ese paredón... me parece. No estoy seguro si dice que las otras cosas también las pintó de rojo, yo creo que sólo las evoca, como parte del paisaje de ese barrio que añora.
En fin, te mando un abrazo.