Enigmático y fascinante es el otro gigante de Goya, el de la estampa, también titulada “El Coloso” (h.1810-18), una aguatinta que está en la Biblioteca Nacional de Madrid.
Desnudo, sobre una superficie indefinida, mira al firmamento.
Figura y paisaje remiten a una imagen cósmica.
Nada hay aquí narrado, tal vez por eso su intensidad dramática es superior a la de la pintura (?) –digo yo, que me contagié los puropico–.
Y aun si llegaran a descubrir que no es de Goya, mantendría mi opinión.
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(Ya me dijeron en este blog que si pretendo homenajear a Goya debo leer mucho antes, estudiar, aprender a escribir, y aprender, en especial, a no decir estupideces; pero por lo visto no entendí bien el mensaje –el comentario está al final de la nota más antigua de todas, la de “inauguración” – digo, para que vea que soy tolerante con las opiniones de los demás y las publico aunque no las comparta–. Y de paso me pregunto de qué sirve aprender mucho antes de mirar una obra, y abrevando de quién, porque a la luz de lo que acaba de suceder con el otro Coloso no parece que se pueda estar muy seguro de que los expertos son tales).
miércoles, 28 de enero de 2009
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2 comentarios:
me gustó el coloso, me gusto lo de puropico. Me losllevo a ambos.
Un saludo
Llevalos tranquilo (los neologismos siempre son cortesía de la casa).
Cordialmente
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