Una expresión relacionada con el pago de impuestos
Los argentinos solemos usar una expresión, “pagar derecho de piso”, para indicar que, si somos nuevos en alguna situación –por ejemplo en un trabajo, en un club, en una obra social, en un colegio, una facultad, etc.–, antes de comenzar a gozar de los beneficios tendremos que aprender las reglas de juego, lo cual siempre supone inconvenientes.
Y también indica que, aun conociendo las reglas, si somos de los que llegaron últimos, los que nos previnieron pueden “hacernos sentir su antigüedad”, actitud que podrá manifestarse de diversas formas, según de qué se trate.
A alguien recién ingresado a trabajar, es probable que sus compañeros le encomienden las tareas que ellos no quieren hacer; a quien recién se ha asociado a una obra social, lo someten a un tiempo de “carencia” y le impiden usar todos o algunos de los servicios hasta pasada una determinada cantidad de meses, y así.
Eso entendemos por “pagar derecho de piso”.
Sin embargo, aunque usemos la expresión bastante seguido, es probable que no nos hayamos preguntado de dónde proviene.
Es una curiosidad, pero a mí me gustan las curiosidades, así que aquí le cuento el origen.
En 1859 el municipio de la ciudad de Buenos Aires dictó la primera Ley de Patentes para Carruajes de Alquiler.
Esa ordenanza intentó establecer el pago de patentes, un registro de dueños y de cocheros, la distribución de matrículas, cuáles debían ser las condiciones de aseo de los coches, el uso de luces, el precio de los viajes, y, entre otras cosas, el precio del derecho a estacionar en una parada determinada.
Ese precio que se pagaba para poder utilizar una parada, era conocido como “derecho de piso”.
De allí viene la expresión, que en su origen se entendía literalmente.
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