domingo, 21 de diciembre de 2008

Horace McCoy – ¿Acaso no matan a los caballos? (con video)

En una nota anterior “saqué de contexto” el título de un libro de Horace McCoy, ¿Acaso no matan a los caballos? y lo utilicé arbitrariamente por razones que tal vez puedan atisbarse allí.
Ahora voy a comentar en serio esa excelente obra.

El relato está ambientado en los EEUU, en la época de la gran Depresión originada en la década del ’30, y cuenta la historia de un joven condenado a muerte por haber matado a una mujer, a pedido de ella.

El argumento es como sigue:
Jóvenes sin trabajo y sin medios de vida intervienen en una competencia de baile, cuyo premio son mil dólares; durante el tiempo que dure la competencia, tienen asegurada, además, la comida.
La condición imprescindible es bailar o al menos mantenerse en movimiento durante una hora y cincuenta minutos seguidos; luego los participantes tienen diez minutos de descanso (durante los cuales deben cubrir todas sus necesidades, inclusive dormir); y finalizado ese tiempo deben volver a la pista de baile.
Un equipo de enfermeras y médicos está allí para asistir a quienes caen; si estos logran reponerse vuelven a la pista de baile, si no, quedan descalificados.
Así, las parejas van siendo eliminadas.

Podría decirse que la competencia es a muerte, y para que el espectáculo sea más atractivo (?) los organizadores exigen a los participantes que corran carreras pedestres y hasta le pagan cien dólares extras a una de las parejas para que se case ante el público, en una ceremonia que realiza un sacerdote.
El público paga entrada para ver el espectáculo.

Y no cuento el final por si usted desea leer el libro y prefiere no conocer el desenlace de antemano.

Recomiendo la lectura de ¿Acaso no matan a los caballos?
Es una joyita muy bien narrada y hábilmente estructurada, escrita en 1935.
Libro corto, puede ser leído completo, a velocidad media, en alrededor de dos horas.
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En fin, esa feroz crítica al comportamiento de la sociedad norteamericana no agradó al stablishment y el libro de McCoy cayó en el olvido durante años.

A los pudorosos norteamericanos no les gustó que alguien les pusiera un espejo delante.
(Nótese que ‘pudoroso’ viene de pudor, y que este último término tiene dos acepciones).

Pero no debemos escandalizarnos. El Hombre se degrada voluntariamente de muchas maneras. Algunos prefieren no reconocerlo y otros disfrutan mirando esas degradaciones.

Por ejemplo, en más de un país existen los espantosos reality shows –al estilo de Gran Hermano–, Bailando por un sueño, Patinando por otro sueño; en la Argentina hemos tenido Odol pregunta, Si lo sabe, cante, Yo me quiero casar ¿y usted?, etc.; y en casi todo el mundo existen espectáculos “deportivos”, como los de boxeo, en los que de cuando en cuando muere alguno de los participantes.

Parecería que el Hombre es capaz de hacer cualquier cosa por obtener fama y/o dinero.

Aunque, bien mirado, tal vez es para lo único que hace algo.

Sin embargo, esto último conviene no admitirlo, porque según dicen los entendidos el Universo ha entrado en la Era de Acuario, donde la tendencia es la Espiritualidad...

Parece que todos vamos lentamente hacia un mundo de Paz, de Amor, buscando el Nirvana (que ningún occidental sabe qué es, pero no importa); y para lograr esas cosas debemos leer muchos libros, en especial de ‘Metafísica’ (pero no la de Aristóteles, por favor, ¡no lo permita dios!); y tenemos que sentarnos en la posición de loto, cerrar los ojos y meditar (no se sabe bien cómo o acerca de qué, pero meditar); y si con todo eso no nos pasa nada especial, siempre podemos suponer que es porque estamos en nuestra primera encarnación y nos falta experiencia de vidas pasadas; entonces, aprovechando la posición de loto, tenemos que extender los brazos hacia los costados y decir “OHMMM... OHMMM....”

... y mantener los ojos cerrados, bien cerrados... no vaya a ser que la realidad nos sacuda un cachetazo y tengamos que acallarla, como hicieron los norteamericanos cuando apareció la obra de McCoy.
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¿Acaso no matan a los caballos? despertó del sueño de los justos en 1969, cuando Sydney Pollack tomó el argumento para hacer una película.

Aquí le adjunto un video de esa película, titulada “They shoot horses, don't they?”, traducido como “Baile de ilusiones” y también como “Danzad, danzad, malditos” (al final está la ficha técnica).



Nombre original: They shoot horses, don't they?
Director: Sydney Pollack
Origen: Estados Unidos
Año: 1969

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