domingo, 31 de agosto de 2008

LA ESTUPIDEZ - Episodio 3

PUNTA NORTE

En Punta Norte hay una colonia de lobos y elefantes marinos y por supuesto, un parador donde estacionar los vehículos.

En el área del estacionamiento viven unos armadillos, sueltos (felizmente, los amigos chubutenses todavía no se los han apropiado ni les han coartado la libertad). Le muestro fotos.
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Aquí se me ve a mí tratando de hacerme amiga del bichito, vaya uno a saber con qué maligna intención...






Aquí, el mismo bichito anterior haciendo una interconsulta con un congénere.


Y aquí estoy de nuevo, acariciándolo para ver si se dejaba agarrar, pero nunca se dejó (supongo que me madrugó y entendió que quería convertirlo en charango, pobre).


Estos animalitos son muy simpáticos –al menos, yo lo creo así– y muy vivarachos: en cuanto un vehículo estaciona, aparecen ellos a ver si consiguen un bocadito. Supongo que el motivo es ese, pero no puedo afirmarlo categóricamente ya que para eso habría que preguntarles a ellos, y estas criaturas no acostumbran a responder a las preguntas de los turistas (tal vez imaginan que se trata de preguntas retóricas); sin embargo, vi a uno comiendo un pedacito de miga de pan, aunque realmente parecía que lo hacía de compromiso.

Siempre en estos lugares piden que no se toque a los animales, pero yo igual lo hice porque entiendo que el pedido o mandato no tiene un sustento razonable –estos animalitos son casi domésticos y no van a traumarse porque alguien los toque; además, y esto lo noté al tratar de agarrarlos, son muy veloces para escapar - y al ratito vuelven–.

Fue muy lindo tocarlos y la guía, Mery, o bien no me vio, o bien –y esto es lo más probable– pretendió que no me veía, dando una muestra más de la inteligencia que ya dije que emana de ella (solo al armadillo le permito que haya pensado mal de mí).

Hasta aquí todo bien.

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