viernes, 19 de septiembre de 2008

(URU) Sean los orientales tan ilustrados como valientes (1a. parte)

Las palabras que dan título a esta nota no son mías sino de Artigas, el héroe nacional uruguayo, y si las traigo a cuento es para destacar que el tiempo se ha encargado de que su deseo se convirtiera en realidad.

El pueblo uruguayo es culto y eso se debe, sin duda, a que es un pueblo lector.

Es más que notable la cantidad de librerías que existen en Montevideo.No sé exactamente cuántas son, pero me animo a arriesgar que Montevideo tiene más librerías que la ciudad Buenos Aires, y eso es muchísimo decir, pues Uruguay –todo el país– tiene una población aproximada de tres millones de habitantes, y Buenos Aires –la ciudad y el conurbano– unos catorce millones.

Pero sucede que los porteños de Buenos Aires se entretienen mirando la televisión, no solo en sus casas sino también en bares, restaurantes, vidrieras de comercios, oficinas públicas, etc.; los maléficos aparatos han invadido casi todos los lugares públicos con excepción, creo, de los cementerios. Y cuando no miran televisión, van a ver espectáculos de teatro o cine comerciales (de Teatro o Cine, casi nunca). De leer, poco y nada saben.

En cambio, el pueblo uruguayo –que tiene pocos cines y menos teatros–, se entretiene leyendo. Y la diferencia se aprecia en la educación de la gente. Allí nadie es descortés, nadie contesta de mala manera, nadie dice groserías en público.

Las siguientes son fotos de la calle Tristán Narvaja, donde los domingos a la mañana funciona la tradicional feria de 'pulgas'. Allí hay de todo lo que uno pueda imaginar: desde alimentos, flores, plantas, animales, ropa, cacharros de uso doméstico, libros, revistas, 'antigüedades', bijouterie, titiriteros, hasta clavos oxidados.





Pero en la calle Paysandú, que es una transversal a Tristán Narvaja, se concentran los libreros…

…y semejante concentración solo es explicable por una gran demanda: los libros se venden.
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Los uruguayos leen, y mucho. Tanto, que hasta les hacen 'piquetes' a los libreros (pero esto se lo cuento en otra nota).

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