Que el pueblo uruguayo es culto y lee mucho, quedó dicho en la nota anterior. En esta transcribo una carta que envié al diario “El País” de Montevideo, donde cuento lo que vi un sábado a la mañana en las calles Sarandí y adyacentes –en el casco viejo de la ciudad–, donde niños que llevaban pancartas e iban acompañados por adultos –algunos padres y maestras– se detenían frente a los puestos de venta de libros y “manifestaban”.
Aquí va:
FIELES AL MANDATO DE ARTIGAS
“Sean los orientales tan ilustrados como valientes”, tal fue el mandato de Artigas al pueblo uruguayo. Esto, que suena más a lema para acuñar monedas con la efigie del prócer que a una pauta cultural a tener en cuenta por toda una comunidad, se hizo carne en la nación oriental. Salta a la vista, gratamente, la cantidad de librerías con las que cuenta Montevideo; es difícil de contar la extensión de puestos con libros que pueden verse los domingos en la calle Paysandú. Es reconfortante ver a niños de muy corta edad con libros en la mano, y a adultos que los guían en el hábito de la lectura.
Por eso no debe sorprendernos la buena educación de la gente de los más diversos estamentos sociales, traducida en el trato cortés y buenos modales que se observa en la calle; el emplazamiento en la vía pública de dispositivos para desechar las contaminantes pilas usadas; la afluencia de educandos de jardín de infantes en perfecto orden, guiados por sus maestros a espacios culturales, etc.; pues ello en buena parte es el producto de la reflexiva costumbre de leer.
Pero que de estos signos inequívocos de cultura se pase a una manifestación callejera de niños y adultos con pancartas donde podían leerse –en idioma castellano y en inglés– consignas tales como “leer hace bien”; “los libros son interesantes”; “los libros nos acercan al conocimiento”; “si leés, aprendés”; o “un libro puede ser tu amigo”, como tuvimos ocasión de presenciar en la peatonal Sarandí el sábado 26 de mayo/07 en horas del mediodía, supera lo imaginable.
Podrá decirse que eso es solo una manera de publicitar un instituto de idiomas; una “marquetinera” forma de llamar la atención; una “performance publicitaria”. Puede ser que lo sea... ¡Pero QUÉ BIEN QUE HACE!
(Mis felicitaciones al Emily Dickinson Educational Center.
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Los argentinos estamos acostumbrados a los piquetes, pero no a los de este tipo. Así que, además de enviar la carta al diario uruguayo –que la publicó–, la mandé también a “cartas de lectores” de “La Nación”, el tradicional diario argentino, por si alguien quería ir tomando nota. Pero ni siquiera la mencionaron...
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