jueves, 16 de octubre de 2008

De eso no se habla… (II)

(Viene de la nota anterior).

La editora i-responsable ya ha tomado el Reliverán, Primperán, o como diablos le llame usted en su país a la Metoclopramida, y ahora me molesta diciéndome que “diablos” no es palabra “permitida”, que aprenda lo que dice Carreño, porque ella exige que su escribiente respete las reglas de urbanidad.

Así, hoy continúo con las lecciones de buena educación referidas al arte del parloteo vacuo (que no escribo conversación porque me queda cacofónico), según lo practican las personas respetables.



De las condiciones morales de la conversación

vii. Aun en los casos en que .... pueda hacerse mención de alguna parte del cuerpo, deben elegirse las palabras más cultas y de mejor sonido, que son las que se oyen siempre entre la gente fina. Las palabras cogote, pescuezo, cachete, &a., están siempre sustituidas, en los diversos casos que ocurren, por las palabras cuello, garganta, mejilla, &a.; ...

viii. Por regla general, deberemos emplear en todas ocasiones las palabras más cultas y de mejor sonido, diciendo, por ejemplo, puerco por cochino; aliento o respiración por resuello; arrojar sangre por echar sangre, &a., &a. Pero conviene observar el uso de las personas verdaderamente instruidas y bien educadas, y tener algún conocimiento de la sinonimia de la lengua que se habla, a fin de no incurrir en el extremo de emplear palabras y frases alambicadas y retumbantes, ...
(“Mano” puede decirse ¿no?)

ix. Respecto de las interjecciones, y de toda palabra con que hayamos de expresar la admiración, la sorpresa o cualquiera otro afecto del ánimo, cuidemos igualmente de no emplear jamás aquellas que la buena sociedad tiene proscriptas, como caramba, diablo, demonio, y otras semejantes.
(Cáspita, ¿sí?)


Y POR ÚLTIMO...

xx. Seamos muy medidos para sentar principios generales contra las costumbres o defectos de los hombres... La persona que asegurase que en el mundo no hay más que ingratos, ofendería naturalmente a sus oyentes... y la mujer, en fin, que dijese que todos los hombres son inconstantes, no guardaría por cierto un perfecto decoro.
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Perdón, pero no puedo seguir.., es mi turno de tomar Metoclopramida; pero ya le contaré más.

1 comentario:

Jesús René Luna-Hernández dijo...

Genial, gracias, este blogt me ha caido como anillo al dedo en este momento... un abrazo desde Ciudad Juárez!!!